viernes, 16 de diciembre de 2016

Directamente.

Tengo más miedos en la piel que daños,
como si las cicatrices no hubieran tenido suficiente con ser herida,
como si la cabeza se mezclase con el corazón y todo saliera borroso.
Todo, menos los miedos.

Miedos.

Miedos.

Y más miedos.

Se multiplican, se mezclan
se vuelven a mezclar,
obtienen formas,
se vuelven de colores
se esconden
                    y juegan a mi costa.


Y yo aquí, con ganas de ser yo y no Alicia la que se bebe la pócima que hace encoger.


Que con miedo no se avanza.
Lo sé.
Que el miedo solo te lleva a naufragar por los peores recovecos de tu mente. 
Y crear más.
También lo sé.
Pero lo tengo. Y no uno. Varios.
No logro verme avanzar sin ellos.
No me dejo salir a hacerme daño;
escoger a quien mejor va a saber destruirme siempre se me dio muy bien.
Por eso ahora el daño me lo hago yo,
y nadie más que yo volverá a tener esa satisfacción.

Y lo juro.
No tenía prisa.
Lo mejor que he hecho por mí ha sido ir despacio... con el corazón.
Pero cómo voy a frenar 
si quien ha elegido ser mi copiloto va directa a mi naufragio.
No estoy preparada. 
Me tiembla todo.
Sonríe.
La velocidad deja de tener sentido.
El tiempo.
El espacio.
Estrellarnos juntas nunca fue una opción.


lunes, 29 de agosto de 2016

Nada más.

Esa primera vez que eres consciente de que posees un hogar propio, solo para ti.
Y nadie más, que tu no quieras.
Y que miedo.
Que miedo de y por todo.
Lo habitas, lo llenas de tesoros, de fotos quemadas,
de recuerdos y regalos,
de olores asociados a personas,
y personas con olor propio.
Le atribuyes a la soledad las mismas propiedades que a las sábanas de tu cama.
Y entonces, como en un eclipse
colisionais, ella y tu.
Y creyendo que es ella, le dejas entrar.
Y te moja las sábanas,
y la pierdes en un laberinto de gemidos.
Le permites tu boca, tu cuello, tus abrazos.
Y, comienzas a abrir cajones y a sacar cosas, secretos, daños.
Y temblando, y fingiendo que todo está bien
te desnudas, de dentro hacia afuera.
Se hace con un sitio propio, ahí, en tu almohada,
justo donde solían estar tus miedos.
Ya tiene la mitad de tu armario hecho suyo,
más de tres cuartas partes de eso a lo que llaman coraza,
y tu, corazón.
Te lo dije corazón, no era la hora;
ni ella la ola que te devolvería al mar.

Y vuelves por primera vez a visitarte por dentro desde que se fue
de golpe, sin dejar nada,
ni siquiera por equivocación.
Solo corridas sin sentido y cortes,
muchos cortes.
Y que vacío todo.
Y que sin sentido de los huecos de tu cuerpo sin tener nada con lo que encajar.
Mirarte al espejo y no ver ninguno de los arañazos que te escuecen por dentro.
Ese poder de cambiarlo todo y de romperte el alma que le diste.
Esa manía tuya de hacer del corazón tu mejor hogar
para luego entregárselo a la primera que te sonríe con los ojos
y 'que haga con él lo que le de la gana'.
Que manía con joder hogares.
Y personas.
Que manía con jugar con los corazones como si fueran globos.
Y así pasó.
Con frío, en plena intemperie.
Y todo en ruinas.
Un eclipse, nada más.



jueves, 18 de agosto de 2016

Regla de tres.

A ti:
Que nunca dudaste.
Que apareciste en mi peor momento,
y no supiste hacer que me quedara.
Por volver siempre.
Por arriesgarte a pasar descalza sobre tanto roto.
Por no rendirte.
Que me devolviste la ilusión por ilusionarme.
Que siempre estas sin estar.
Que te perdiste, perdiéndome después.

A mí:
Que siempre me lo pensé dos veces.
Por tener la culpa.
Por escaparme después.
Por no recoger mis pedazos de otra.
Por no tirar la toalla, pero querer hacerlo.
Por forzarme.
Que nunca estoy,
pero nunca falto.
Que sigo sin encontrarme.

A ella:
Que nunca lo pensó.
Por joderme el alma.
Por irse y no volver.
Por seguir rompiendo.
Que se deshizo de la toalla al primer sonido fuerte.
Que sigue ilusionando.
Que nunca estuvo,
y siempre hizo falta.
Que la perdí del corazón.

A ti,
que nunca te diría que no
pero tampoco te diría que sí.

A mi,
que nunca sentiría de nuevo,
sin sentir.

A ella,
que no siga jodiendo,
sin estar.

Por quien estuvo,
después de quien no supo estar.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Août,


Llega a casa, y lo primero que hace es deshacerse del maldito sujetador.
'Qué calor, puto Agosto'
Ya tiene la ropa pensada, ella, que es de improvisar.
Quedan unas horas. Quizás pueda descansar un poco.
Se hace la comida y se estira en el sofá.
Pone la tele, sin ver nada.
Escenas de película en la mente a la velocidad de la luz.
Pero que feo está que me hagas sentir- se dice, en uno de esos suspiros que llenan todos los recovecos de sus pulmones, de esos en los que te falta aire. Se ríe.- Tonta, maldita niña.
En momentos así ni se acuerda del miedo que le tiene a todo lo que le haga el corazón vibrar.
Descalza empieza a pasearse por el piso, buscando nada y sin encontrarlo.
Tiene unas mariposas con tendencias suicidas escalando por las costillas.
Sale de la ducha, sudando.
'Puto Agosto, que calor.'
Se cepilla el pelo, apenas se mira el reflejo.
Que vergüenza, menuda cara de tonta llevo.- Se dice, autoconvenciéndose de que está bonita.
Medio bote de colonia, zapatillas y los cascos.

Llegan, se saludan.
Un bar.
Una cerveza; tres más.
Una risa mezclada con hachís; dos.
Un cigarro a medias.
No aparta sus ojos de los de ella,
le cuesta más clavar su mirada ahí que en sus labios,
y no es difícil perderse en ellos.
Quien sabe si es capaz de descubrir lo que con sus ojos dice.

No es lo mismo confiar en mis ganas de besarte 
que en mis ganas de tenerte. 
A veces, creo que eres consciente de mis mariposas,
o las tuyas;
en otras, creo que te pierdes, como yo,
en un silencio de miradas fijas.

Sus silencios son tensos, no incómodos,
la tentativa de volver a probar de esos labios sin permiso.
Mejor no parar de hablar, o reir.
Con ella, mejor no parar en nada.
-No me mires así por favor.
~¿Porque?
-Ya sabes el porqué.
~No me arrepiento de no fijarme en nada más cuando estás a cinco centímetros.

Y esos labios, bueno, 
compártelos con quien quieras,
me quedo con lo que no dices y vomitas por la mirada.
Y con tu pelo (no te lo cortes jamás por favor).



viernes, 22 de julio de 2016

Y muchas ganas.



Me gustas más que el Nesquik.
Sin grumos. Sin ropa.
Que jamás se me olvide a que sabes.
Pero sí tu forma de hacermelo.
Peco de gula cuando se trata de tí.
Te aviso, que no te pille de sorpresa:
Viviré siempre con un corazón tembloroso en el pecho,
consecuencia de una mala desilusión.
No te dejaré caer.
Pero tampoco iré detrás,
así que no hagas tonterías.
Ni es el Titanic, ni soy Di Caprio.
Se trata de tu, yo
y una historia interminable a la que le puedo poner fín cuando quiera.
Y tú. Pero no te confíes.
Yo estoy más dispuesta a los finales drásticos.
Como los de esas películas que te dejan desorientado,
con mal sabor de boca,
con un vacío que te llena pero está ausente.
Ese final que cada uno interpreta a su manera,
ese final al que procuras darle sentido para no perder la cabeza.
No confío. No siento. No temo.
No hagas que quite los 'no'.
No respondo de mis actos una vez me roces la mano.
Ven y fóllame bésame,
que a mi eso del hacer el amor no se me da bien.
Tengo el contador de las emociones a cero.
Y muchas ganas de follarte.



miércoles, 13 de julio de 2016

No estoy en mi cabales


Digo que sí, cuando quiero decir no.
Digo que no cuando me da la gana.
Y niego con la cabeza cuando es un sí rotundo.
Hay días en los que parece que sé lo que quiero,
días en los que estoy muy segura de que camino tomar.
Los otros 363 restantes se convierten en una lucha,
un círculo vicioso entre el deber, el querer y el poder.
Hay días que lo mando todo a la mierda.
Y días en los que aguanto un poquito más.
Días en los que estoy segura de a quienes no quiero en mi vida.
Y días en los que me gustaría saber que será de ella.
Niego que piense en un futuro.
Pero me preocupa no saber lo que haré el año que viene.
Odio la arena de la playa casi tanto como me gusta meter los dedos en ella.
Me encanta levantarme con canciones melódicas (o melancólicas).
Hoy si. Y a los 5 minutos no.
No me caracterizo por tener un estado emocional concreto, en un momento concreto.
Los tengo todos a la vez, juntos y revueltos.
A veces considero que merezco más,
pero también que no estoy preparada para ese plus.
Me encanta estar sola (aunque a veces con miedo).
Echo de menos tener a alguien.
Pero no quiero tener a nadie.
Sonrío mucho más de lo que siento.
Siento mucho más de lo que lloro.
¿Como pretenden entenderme cuando ni yo misma lo hago?
Ni siquiera entiendo el afán de algunas personas por intentarlo.
Pero me gusta(s).
A veces.



viernes, 8 de julio de 2016

Punto y Gota.


No es que sea así.
Que te eche de menos.
Que te quiera de vuelta en mi vida.
O que me duela verte en una foto besando a alguien que no soy yo.
Eso mas bien se convirtió en rutina.
En una costumbre.
Como ese 'buenos días princesa' (Ni eran buenos, ni había princesa).
Tus recuerdos se quedaron en la espalda,
como un peso muerto,
una carga innecesaria.
Cada vez que te recuerdo dueles. Enfadas. Asfixias.
Pero no. No como crees. No como creen.
La verdad es que tu recuerdo en sí me es indiferente. Tu lo eres.
Los enfados me recuerdan a algo que no soy, y que era contigo. O por tí.
El dolor, como con todo, ha ido menguando con el tiempo, hasta desaparecer.
Y la asfixia.
La asfixia se fue al respirar lejos de tí.
Lejos de lo tóxico.
Fuiste quien puso punto y final a nuestra historia.
Y yo.
Yo me quedo con ser esa gota de agua que se pierde en el océano,
entre un millón de historias más,
sin intención de que nadie la encuentre.

lunes, 20 de junio de 2016

Mi realidad


Tengo distorsionado el sentido de la realidad.
Veo gatos ladrando.
Perros que me bufan y arañan las patas de la cama.
Ancianas jugando al quema.
Niños que odian los globos.
Calcetines que aparecen de la nada.
Árboles que crecen sin agua.
Girasoles que le dan la espalda al sol.
El mar moviendo al viento.
Una luna que calienta y da luz.
Un sol que levanta la marea.
Algodón de azúcar que sabe a sal.
Monstruos que me llevan el desayuno a la cama
y me arropan por las noches.
El corte que hace cosquillas.
En mi realidad no tengo miedo de mi misma,
ni de quien me lo da todo, sin pedir nada a cambio.
En ella estoy nueva,
sin estrenar.
Virgen de sentimientos.
Expuesta a quien sabe qué.
En mi realidad, te mereció la pena.

sábado, 18 de junio de 2016

Personas Rotas


Hoy, me he parado a pensar en esas personas rotas que de repente aparecen en tu vida.
Ese tipo de personas que aparecen con los sueños rotos, y la mirada intensa.
Personas que parecen desesperadas, con el destino roto, deshecho en sus manos y cayendo a sus pies.
Personas ajenas al mundo, sumergidas en una burbuja de daños, de sentimientos rotos y la sensación de tener ácido en el pecho.
Personas que están tan perdidas que se refugian dentro (demasiado dentro), fuera, o en otras.
Personas que te miran, pero adentro, muy adentro, tanto que incluso duele.
Duele porque te ves reflejada en unos ojos incapaces de creer que existe algo que no sean esperanzas rotas y sonrisas vacías.
Personas que quizás se muestren susceptibles, sensibles, reacias a todo.
Personas que ven un imposible volver a sonreír, o sonreír por primera vez.
Ese tipo de personas que (sin quererlo) te llenan por dentro, y por fuera,
que te llenan los ojos, la boca, la piel, el alma..
Esas personas que te llenan los vacíos infinitos, vacíos que te dejaron tiempo atrás y aun llevas contigo.
Esos vacíos que te hacían ser una persona rota.


He sobrevivido'




He sobrevivido a los días sin ti.
He sobrevivido a eso de no oler tu perfume al otro lado de la cama.
He sobrevivido a las noches de soledad (y de pies fríos, muy fríos).
He sobrevivido a tu herida,
ahora no es más que una pequeña cicatriz que a veces acaricio con anhelo,
pero despacito, muy despacito,
para no despertar más recuerdos de los necesarios.
Escribe nuestra historia, me dijo.
Para qué, si el papel no lo soportará,
a él le escocería de por vida (y no le pienso hacer eso).
Demasiado pasé con tanto dolor.
Pero oye, he sobrevivido.
Ya no te quiero aquí, ni allí.
Ya no me importa si eres feliz, o si te va bien.
De no ser por ti, no podría con nada.
Y ahora, lo puedo todo.